Un baño, además de apetecible puede convertirse en un tratamiento de lujo dentro de casa. En una sola sesión, el cuerpo se ensalza de pies a cabeza. En momentos bajos actúa como un potente revulsivo. Sólo hay que tener especial cuidado con no poner el agua demasiado caliente.
Por otra parte resulta muy vigorizante finalizar con chorros alternativos de agua fría o templada. Si adoramos el agua caliente, habrá que advertir que los baños por encima de 37 grados no deben exceder de diez o quince minutos.
Además antes de sumergirnos en una bañera de agua extraordinariamente caliente, debemos descartar problemas de tensión baja y mala circulación, ya que nos podríamos llevar un buen susto.
Nutritivo. Este efecto se consigue disolviendo en el agua aceites hidratantes (jojoba, germen de trigo, etc.), algas o cosméticos preparados para nutrir la piel.
Tonificante. Añadir a la bañera aceites vigorizantes o bálsamicos: limón, frambuesa, pino, romero, eucalipto, ciprés, etc.
Relajante. Con el agua a la misma temperatura del cuerpo y esencias sedantes: sándalo, mejorana, lavanda, etc.
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